Allá en Huánuco, Sport Victoria sepultó sus ilusiones y también “cavó” su tumba. Parece ser un perdedor anacrónico. Ayer “jugaron como nunca y perdieron como siempre.
Solo los “mediocres” pueden justificar y echar la culpa al árbitro Alberto Lozano que le sirvió el partido en bandeja a los locales y no supieron anotar más de un gol.
Ayer fue el funeral de los victorianos, aunque el goleador Chávez avivó las esperanzas al anotar un gol a los 11 minutos de la primera etapa.
Entre el barullo de los defensas del Alianza Universidad, Chávez le metió un taponazo e infló las redes del visitante.
En Huánuco, Victoria fue un equipo chico. Nunca infló el pecho de un club con historia y tradición.
Se dejó acorralar. Sumiso a que el rival lo destrozara con goles. No era necesario que el rival jale el gatillo. Los victorianos tomaron el arma y se dispararon tres proyectiles en la sien y los mató.
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